Aún no se sabe muy bien, siendo un elemento tan importante, por qué cuando se comienza a preparar una boda lo último que se plantea es la decoración floral. Esa costumbre de elegir todo por separado, cuando lo prioritario es el conjunto, la armonía entre todos los elementos que conforman la boda.
El 100% del evento está “ocupado” por la importancia de las flores, es más, los sentimientos hasta el crucial día se han expresado en una mayoría de las veces utilizando las flores como hilo conductor del sentimiento.
Ya situados en el gran día, nos centramos en el ramo de novia, el complemento por antonomasia del vestido, de realzar a la novia o de restar, sin posibilidad de elección. Complemento muy por encima de zapatos, pendientes o peinado, capaz de iluminar el vestido como un halógeno o de oscurecerlo como un túnel. Esta elección, marca el prendido de novio y padrino, dando prioridad al novio en su utilización para intercambiarla con el pañuelo. Las flores en el lugar de la ceremonia darán el toque personalizado, diferente dentro del mismo espacio muchas veces utilizado por otras parejas.
La armonía entre la decoración floral y el espacio decorado será otro punto de inflexión en la decoración del evento. Nada puede “chirriar” ni sobresalir por encima del espacio físico decorado, todo ha de complementar el mismo. El coche, las damas, los amigos… en todo ello tiene cabida la decoración floral.
Y tras la vorágine de la celebración más “oficial”, viene la distendida, el momento del banquete. Casi todos los restaurantes, servicios de catering, etc, dan la posibilidad de elección de las flores dentro de unos límites presupuestarios, pero siempre existe la opción de incrementarlos y personalizar aún más la decoración.
En definitiva, las flores están presentes en todo momento durante el día más importante de nuestra vida. Por eso, desde Floristerías Bedunia te pedimos que le des la importancia que se merecen, ya que ellas pueden ser la varita mágica o los polvos de Campanilla en ese día tan mágico.