Este sábado, 11 de abril, se celebra el Día Mundial del Parkinson. Una fecha que se conmemora desde hace casi una década con el propósito de divulgar y fomentar el conocimiento sobre esta enfermedad que afecta a un buen número de personas (1.400 en Salamanca) y que tiene una tremenda repercusión, por extensión, a familiares y al resto de la comunidad.
Desde 1997 se celebra este día con diferentes actos en todo el mundo, con el objetivo de difundir la dura realidad de la enfermedad y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de prestar más apoyo y ayuda a pacientes y familiares.
La fecha elegida, el 11 de abril, es el día en el que nació el médico británico James Parkinson, el primero en describir la enfermedad, en 1817.
El símbolo de la enfermedad y de este Día Mundial del Parkinson es el tulipán, que fue presentado como tal el 11 de abril de 2005, en Luxemburgo, en la Conferencia por el IX Día Mundial del Parkinson. Pero su historia no se queda ahí, sino que va un poco más lejos. Tenemos que remontarnos a 1980, en los Países Bajos (cuna de los tulipanes), cuando J.W.S. Van der Wereld, un horticultor holandés con Parkinson, puso el nombre de ‘Dr. James Parkinson’ a un tulipán rojo y blanco que había creado y patentado poco antes. Ese mismo año el tulipán recibió el Premio al Mérito de la Real Sociedad Horticultural (Royal Horticultural Society) en Londres y también el Premio para el Jardín Experimental (Trial Garden Award) de los Reales Cultivadores de Bulbos Generales (Royal General Bulb Growers) de Holanda.
Pero, además, los tulipanes tienen otros muchos significados. Y muchos de ellos relacionados con sus colores. Así, el tulipán blanco representa cualidades como la inocencia, la pureza o la humildad. También es habitual regalar un ramo de tulipanes blancos cuando queremos disculparnos por algo. Además, es una opción muy usada en ceremonias fúnebres.
Sin embargo, el color rojo se emplea para expresar un amor profundo, el verdadero amor, mientras que el amarillo tiene un sentido más relacionado con la amistad, con el apego y el cariño.
El morado suele ser asociado a la realeza y prueba de ello es que así se emplea en ‘Hamlet’, la obra de William Shakespeare. También con obras de arte y con ramos de novia.